LEYENDA DE LOS LADRONES Y LA ERMITA DE CAPILLUDOS.
Mi abuelo me contó la siguiente historia, que a su vez le contó su abuelo, y así venía siendo contada desde varias generaciones atrás.
…Eran malos tiempos aquellos, y mucha gente, especialmente los niños o párvulos, morían cada año por la falta de alimentos y por las enfermedades. En aquel entonces había un gran monte o bosque entre Castrillo, Villafuerte, Jaramiel , Pesquera, Valbuena y Olivares. Así que la necesidad empujó a algunos a echarse al monte , formando cuadrillas de ladrones que vivían en el monte y robaban por los caminos, en los pueblos y donde podían.
Una banda de esos ladrones decidió un día dar un gran golpe: decidió robar al pueblo entero de Castrillo. Y para ello no se les ocurrió mejor idea que secuestrar a todos lo que pudieron en la ermita.
Un día al amanecer, aprovechando que la gente iba a misa a la ermita, quizá porque fuera la novena previa a la fiesta, quizá porque entonces se decían misa en la ermita a menudo, la banda de ladrones, armada con trabucos y sables, se presentó en la ermita de Capilludos y a medida que iban llegando la gente a la ermita, mayoritariamente mujeres y algunos hombres, los iban secuestrando y encerrando a todos en el interior de la ermita.
Su intención era presentarse después en el pueblo, aprovechando que la mayoría de los hombres estaban fuera de sus casas realizando sus labores en el campo, y robar casa por casa en todo el pueblo a placer.
Un pastor que andaba por las inmediaciones de la ermita vio movimiento y que algo raro pasaba, por lo que se presentó en la ermita. Al ver que se trataba de ladrones y que le iban a apresar se defendió con su cachava. El pastor sabía esgrima, pues había servido en el ejército del Rey, y luchó valientemente, pero al final su cachava de madera fue partida en dos por un sablazo de los ladrones y fue hecho prisionero pasando al interior de la ermita con los demás.
Un segundo pastor, más precavido, lo vio todo, oculto y desde lejos,y comprendió lo que pasaba. Así que se bajó por el interior del cauce del arroyo Jaramiel hasta el pueblo, agachándose entre la vegetación de juncos y cañizos que crecía a los lados, entonces abundante, para no ser visto
Una vez que llegó al pueblo dio la voz de alarma de lo que pasaba en la ermita. Los hombres dejaron sus tareas y se reunieron, juntaron sus armas de caza, y se dirigieron en caballos a la ermita a liberar a los suyos.
Al ver los ladrones desde la ermita que venía gran número de hombres a caballo, procedentes del pueblo, desistieron de sus planes,y escaparon hacia la espesura del monte donde vivían.
Todos los del pueblo secuestrados quedaron liberados, sin daños, y la historia acabó con final feliz.
NOTAS HISTORICAS EXPLICATIVAS.-
Aunque hoy pueda sonar a leyenda, hay muchos puntos que hacen pensar que la leyenda es verdadera, concretamente por lo siguiente:
.-Es verdad que había un monte que ocupaba una gran extensión, pues hasta finales del siglo XIX, y por causa de la legislación estatal que obligó a ello,no se roturó el monte entre Castrillo y Villafuerte, llamado Llanillos y Monte Correntido. Hasta ese momento el monte era comunal, pero fue vendido en subastaa particulares que lo roturaron. De igual forma el monte denominado El Paradero, entre Castrillo Olivares y Valbuena permaneció intacto hasta que fue roturado en la segunda década del siglo XX,aunque permaneció de propiedad municipal. Todavía se conserva, en parte, el monte en las zonas de la Granja de Jaramiel y Montealto o Montesaltos, como entonces se decía.
.- Es verdad que hubo ladrones, pues el diccionario de Madoz, de 1845, refiriéndose a Villafuerte dice que era peligroso el tránsito de caminos que conducía al Valle del Jaramiel en donde actuaban los malhechores, y un artículo publicado en El Norte de Castilla el 20/01/1970 (según Vallejo del Busto) da cuenta de que había Ladrones en el Valle del Jaramiel.
.-A principios del siglo XIX hubo una gran mortandad, especialmente de niños (párvulos de decía entonces), pues en los primeros años del siglo llegaron a morir hasta 50 personas en un pueblo que no tendría más allá de 250 ó 300 habitantes. La situación vino a ser caótica poco después con la llegada de los franceses y su destacamento estacionado en Tudela de Duero desde donde se dedicaban a exigir el pago de contribuciones, etc,,, cuando no directamente a robar por los pueblos vecinos. Así el Ayuntamiento tuvo que vender en 1810 diversas tierras para pagar las exigencias de los franceses, y el escribano Nicolás Esteban tuvo que adelantar el pago al maestro de obras de la Casa Consistorial, acabada en ese año pues el Ayuntamiento estaba arruinado y no tenía dinero .
La puntilla vino con la retirada de los franceses, en Junio de 1813 hubo saqueo general, pues robaron todo lo que pudieron y dejaron tan pobres a los vecinos que el año siguiente tuvieron que ser perdonadas las rentas y los diezmos de la Iglesia.
.-Entre los habitantes de Castrillo hubo uno que vivió por aquella época, llamado Santiago Ortega u Hortega. En 1801, con motivo de un pleito por la elección de los cargos del Concejo aparece su nombre; se dice que era pastor, nacido en 1744, y que había servido durante 10 años en el ejército, por lo que bien pudo ser el pastor de la leyenda.
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.- Solo los hechos que impresionan verdaderamente a la gente se transmiten de generación o generación fielmente, con precisión. Sirva como ejemplo la leyenda sobre el pleito con los monjes de San Bernardo con la Virgen de Capilludos, que también se ha demostrado cierta con documentos históricos.