EL ASALTO A POBLACIÓN
En los primeros días de 1948, como todos los años por esas fechas, se llevó a cabo en Cevico de la Torre la talla de los quintos. Y como todos los años, ellos lo celebraron por todo lo alto. Era costumbre en día tan señalado que recorrieran el pueblo recolectando viandas o dinero para comprarlas, para con ellas celebrar una merienda. De esta forma hicieron acopio de embutidos, queso, huevos, un lechazo… y vino, mucho vino. Y decidieron que la merienda la harían tras un día de caza.
Así, el día 8 de enero, con la escopeta al hombro y acompañados de perros, atravesaron los términos municipales de Alba de Cerrato y de Población de Cerrato, y en un corral de ovejas se dispusieron a comer las viandas recaudadas en la fiesta. Sin prisas, charla que te charla y trago tras trago (dos cántaras de vino para 14 jóvenes), se hizo casi de noche, pues en enero anochece pronto. Así que desistieron de cazar y se acercaron a Población.
Entraron en el bar La Estrella, que regentaban Wenceslao Aragón “El Tacones” y su mujer, Matilde Quevedo, y pidieron café. Pero no había. Entonces pidieron licores. Una copa, y otra, y otra…quizás más de una botella por barba. Animados, se pusieron a cantar y a bailar.
Al salir del establecimiento, en estado de “euforia”, y como no habían utilizado la escopeta para cazar, la utilizaron para disparar a una farola y al trasformador de la luz, dejando a Población a oscuras. Abrió el fuego Manolo. Una mujer que pasaba por allí se llevó, aunque levemente, una perdigonada.
Las autoridades de Población (el alcalde y el secretario) dieron aviso a los somatenes, que se presentaron allí fusiles en ristre. Los jóvenes ceviqueños salieron corriendo por la cuesta hacia Cevico, lo que hoy es la carretera que une ambas localidades pasando por las inmediaciones de la ermita de la Virgen de Rasedo. Unos montados en el único caballo que llevaban, otros en un burro que le cogieron en Población a Simeón Moratinos, y otros corriendo a pie.
“Que tiran a dar, que tirar a dar”, decían, en referencia a los disparos de los somatenes cuyas balas les pasaban rozando la cabeza. “No corráis, que es peor” gritaba el que iba más rezagado por no tener montura en la que huir.
Finalmente fueron detenidos y conducidos al cuartelillo de Baltanás. Pero quizás por ser hijos de familias influyentes de Cevico, no sufrieron graves consecuencias. Incluso se dice que no pasaron la noche en el calabozo sino en un caserón del alcalde de Baltanás.
Sea donde fuere, la volvieron a liar. Les proporcionaron mantas y una trébede y leña para encenderla, para que no pasaran frío, pero se pasaron con la leña y provocaron un conato de incendio, quemando la trébede.
A la mañana siguiente se dio parte a la Guardia Civil y al juez de primera instancia, que era primo de Manolo, y el incidente se saldó con una leve bronca y una pequeña multa.
Entre los participantes en el suceso estaba “Plaché”, apodo que le venía del nombre de un personaje de cine mudo, ya que era hijo del propietario del salón de baile y del cine del pueblo.
Otro de los participantes, apodado “Jalisco”, luego sería durante muchos años alcalde de Cevico.
Con posterioridad, Marcos Marín Curiel, con mucho ingenio, creó una coplilla narrando los hechos de este asalto a Población.