“LA FURIA DEL ÁREA”
MARIANO MARTIN
La máxima estrella del fútbol ligada al F.C. Barcelona es Leo Messi. Sin embargo en un mundo tan efímero como el de los futbolistas, cada época tiene su estrella destacada, y en los años 40 la figura de los azulgrana fue un cerrateño, Mariano Martín Alonso, nacido en Dueñas el 20 de octubre de 1919.
Con muy pocos años de edad se instala en Sant Andreu por motivos laborales de su padre, y allí comienza a jugar al fútbol, en la Peña Font, de forma casual: esta peña tenía sección de teatro y de fútbol; el se inclinó por el teatro, pero un día faltaba un jugador en el equipo de fútbol y le hicieron vestirse de corto.
Pero al poco tiempo estalló la guerra, en la que participó enrolado en lo que se denominó la quinta del biberón (un batallón republicano formado por chicos muy jóvenes, de 18 y 19 años y que luchó en el frente del Ebro). Su grupo sufrió el impacto de un mortero, muriendo un compañero, y él fue apresado y conducido a San Marcos (León), donde permaneció prisionero 9 meses, hasta que finalizó la guerra.
De regreso en Sant Andreu, volvió a jugar al fútbol. Fichó por el Sant Andreu y el entrenador, Joseph Planas, exjugador del FC Barcelona, le llevó después al club azulgrana, en el que militó desde la temporada 1939/1940 hasta la 1947/1948.
En su estancia en el FC Barcelona logró unos registros goleadores de alrededor de un gol por partido de promedio (más, según otras estadísticas), superior al de otras figuras azulgranas, incluido Ladislao Kubala, siendo “Pichichi” en 1943 (primer jugador azulgrana en lograrlo) y máximo goleador continental. Su fuerza (tenía una gran envergadura), su velocidad, su potente remate de cabeza y su olfato de gol le valió ser apodado “la furia del área” y ser considerado uno de los mejores delantero centro que ha tenido el F.C. Barcelona en toda su historia.
En su palmarés figuran dos Ligas (1945 y 1948), una Copa (1942), una Copa de Oro y una Copa Duarte. Fue internacional en tres ocasiones con la selección española (fue titular desde 1942 hasta 1946 pero había muy pocos partidos internacionales, por el contexto de postguerras, civil y mundial).
Las dos mayores gestas de Mariano Martín tuvieron lugar en tan solo una semana y en el mismo escenario, el campo madrileño de Chamartín. El 21 de Junio de 1942 FC Barcelona y Athletic de Bilbao disputaban la final de Copa. Tras empatar 3-3 se dio paso a la prórroga, en la que Antonio Martín logra el gol que daba el trofeo a los culés. Era el minuto 101 y tras marcar cayó desmayado, del esfuerzo.
El FC Barcelona se quedó en Madrid ya que la semana siguiente, día 28, tenían el partido más trascendental de su historia: en la liga le había ido muy mal y se jugaba la promoción de descenso frente al Murcia, que se jugaba el ascenso. Comenzaron ganando los pimentoneros, pero los culés remontaron con 5 goles, cuatro de ellos de Mariano Martín, convirtiéndose así este cerrateño en el artífice del título de Copa y de la permanencia de su equipo.
Cuando estaba en lo más dulce de su carrera, una grave lesión, con rotura de los ligamentos de su rodilla derecha, sufrida en un partido benéfico de la selección de Cataluña el 14 de febrero 1944, acabaría por apartarle de la cúspide y a la postre del fútbol. Por entonces no había experiencia en operaciones de ligamentos. Tras la lesión apenas podía entrenar y jugaba con protectores en la rodilla, a pesar de lo cual se le inflamaba mucho y tenían que sacarle líquido. Su presencia en el equipo se redujo considerablemente, hasta su salida en 1948 para jugar dos años a menor nivel en el Nactic de Tarragona y otro en el Sant Andreu. Tras la retirada definitiva le tuvieron que poner una prótesis en la pierna y acabó en silla de ruedas hasta su fallecimiento, en Cabrils el 9 de septiembre de 1998.
El fútbol en su época no era como ahora. Su sueldo en el Barcelona eran entre 500 y 600 pesetas al mes.
Siempre jugaba con un pañuelo colgando del pantalón y cayéndole por la pierna derecha, y con un limón en la mano para darle chupadas y así no pasar sed.En un viaje a Oviedo tuvo que dormir en la red que tenían los trenes para colocar las maletas, y en otra ocasión tuvieron que bajarse del autobús y pasar el puerto de Pajares andando porque el autobús no podía subir.
Lo que no le faltó nunca a Mariano Martín fue el reconocimiento popular. En los restaurantes no le dejaban pagar, y los directivos del FC Barcelona solían pagarle vacaciones en Mallorca. Tras su retirada puso una tienda de material deportivo, “Deportes Martín”, en la que recibía visitas de turistas de otros países que querían saludarlo.
Su hijo, Antonio Martín López, también jugó al fútbol, en Segunda División. Le pretendieron equipos de Primera, pero los rechazó para dedicarse a la tienda familiar. Mientras jugó, su padre le inculcó el espíritu deportivo: que nunca contestara mal a los árbitros ni a los jugadores del equipo rival, y que si recibía patadas tenía que aguantarlas. Mariano Martín recibió muchas patadas pero nunca tuvo ninguna discusión con ningún rival y le decía a su hijo “si quieres jugar al fútbol tienes que aguantar eso, si no lo aguantas dedícate a jugar a las damas o al parchís, así no te pegan”. Y es que este cerrateño fue muy noble como jugador y como persona.
Curiosamente, otro cerrateño de Dueñas y apellidado igualmente Martín, jugó también en Primera División. Se trata de José Luis Martín, que lo hizo en el Granada la temporada 1973/1974 tras ser traspasado del Palencia.