EL FÚTBOL EN ASTUDILLO: LA PICARESCA, LA SUPERCOPA Y EL PERIODISTA
Al igual que en muchas localidades cerrateñas, en Astudillo se comenzó a jugar al fútbol de una forma un tanto rudimentaria.
A finales de la década de los 50 las eras eran el escenario del juego, y los contrincantes los pueblos de alrededor: Torquemada, Santoyo, Frómista…
Las porterías se hacían colocando a modo de larguero una cuerda atada a dos postes (con frecuencia aprovechando los postes de la red eléctrica). Ello daba lugar a la picaresca: la cuerda de la portería a la que atacaba el Astudillo se ponía muy tensa, para que subiera lo más posible, y la de la portería que defendía se ponía muy floja, para que ese peculiar larguero bajara unos centímetros. En el descanso, claro, lo cambiaban.
Los balones eran duros y pesados como piedras, hasta el punto de provocar heridas a los jugadores que cabecearan y dieran en las costuras que cosían el cuero.
Corría el año 1967 cuando el sacerdote salesiano Antonio Álvarez regentaba un centro juvenil que albergaba a más de 200 chicos y le preocupaba que no dispusieran de ningún medio de entretenimiento los domingos por la tarde, ya que en Astudillo no existían medios de diversión. Ello le llevó a proponer al alcalde astudillano de entonces, Emilio Sendino, crear oficialmente un equipo de fútbol.
La sorpresa del regidor fue mayúscula, considerando inviable el proyecto habida cuenta de que la localidad ni siquiera contaba con un campo en condiciones para competir.
Pero Antonio Álvarez insistió, buscando una solución a cada problema que surgiera. Convenció a los dueños de unas tierras para que se las vendiesen al Ayuntamiento y a los pocos días ya estaban las máquinas allanando el terreno. Pusieron unas porterías y listo para jugar.
Hacía falta un entrenador, y le propusieron el cargo a Emilio, que trabajaba de peón caminero arreglando carreteras, pero sabían que le gustaba el fútbol.
Se federaron, quedando inscrito en la Liga Provincial con el nombre de Deportivo Astudillo
El éxito de público en los partidos fue total. Pero tenía trampa: el campo no tenía tapia, por lo que no había posibilidad de cobrar entrada ni de hacer socios, y acudía todo el pueblo, hasta los perros. Al no tener ingresos de taquilla ni de abonos no podían cobrar nada ni el entrenador ni los jugadores.
Por ello, Antonio Álvarez en cada partido abordaba a algún espectador vecino del pueblo, del que supiera que andaba bien de dinero, y le decía “hoy te toca a ti pagar a los árbitros”, sin encontrar nunca respuesta negativa. Además acudió a la Federación de Fútbol, consiguiendo una subvención de 10.000 pesetas para poder adquirir una equipación. Ropa que después lavarían tras cada partido las monjas clarisas.
Los primeros resultados fueron abultadísimos en contra, encajando goleadas de 11 y 12 goles. Pero poco a poco fueron incorporando jugadores de los pueblos de alrededor que mejoraron el equipo.
Era el caso de Alberto, un chico de Santoyo, que en su primer partido no tenía aún ficha y jugó falsificando la ficha de otro, con tan mala suerte de que en ese partido se rompió la tibia y el peroné. Al no tener la ficha a su nombre el seguro no se hizo cargo de nada. Antonio Álvarez se encaminó a la Federación Regional y regresó con los papeles arreglados para que el seguro cubriera los 6 meses que el chico permaneció lesionado. ¿Cómo lo consiguió?: “diciendo alguna mentirijilla”, reconoció este salesiano.
Estuvieron varios años sin competir porque se quedaron sin campo ya que una empresa ocupó el terreno en el que jugaban para hacer una nave, hasta que se construyó el actual, La Joya. Con este campo el Deportivo Astudillo comenzó a tener ingresos. Ya podía cobrar entrada y abonos de socios, y todos los asistentes compraban papeletas para la rifa de un jamón en el descanso de los partidos. Algunos bares de la localidad organizaban bingos para obtener recaudación para el Deportivo Astudillo.
Los desplazamientos del equipo en la Liga Provincial están trufados de anécdotas. Era frecuente que si la víspera había habido alguna celebración festiva llegaran en condiciones poco propicias para disputar una competición deportiva.
En algunas ocasiones, en la década de los 80, la escasez de jugadores disponibles, sobre todo en invierno en desplazamientos largos, al norte de la provincia, provocó que tuvieran que jugar aficionados que habían acompañado al equipo. Así ocurrió en Barruelo de Santullán y en Santibáñez de la Peña, donde tuvieron que jugar tres aficionados que no habían jugado nunca. Unos jugaron con botas prestadas y otros con zapatos o zapatillas en un campo embarrado y con nieve, recibiendo una goleada de 12-1.
Por cierto, en Barruelo los vestuarios estaban muy alejados del campo y entre medias había un río que los jugadores tenían que atravesar para ir del vestuario al campo o viceversa, pisando entre piedras.
Antonio Álvarez se desvinculó del equipo que había fundado, pues marchó de misión a Guatemala, donde organizó actividades deportivas y actuó de entrenador, de árbitro, creó una escuela de árbitros, etc. Tras 26 años regresó, aunque estuvo en Vigo hasta 2001, año en que volvió a Astudillo y desde entonces acudió durante mucho tiempo como un espectador más a todos los partidos que el Astudillo jugaba en casa.
Rezaba a diario por los jugadores pidiendo que sean buenas personas, y les enviaba cartas en sus cumpleaños con estampas de María Auxiliadora, con consejos para que no caigan en la droga y con artículos y escritos de carácter religioso, mismos contenidos que remitía también a sus padres.
VENCEDOR ÚNICO DE LA SUPERCOPA DE PALENCIA
En 2009 el Astudillo ganó la Liga Provincial, y el Santoyo hizo lo propio en el Campeonato Interpueblos que organiza la Diputación. Ambos conjuntos se pusieron de acuerdo para disputar entre ellos un trofeo que denominaron Supercopa de Palencia, por similitud al que disputan los campeones de Liga y Copa en las competiciones de fútbol profesional. Ganó el Astudillo, siendo el único equipo que tiene ese trofeo en su palmarés, pues no volvió a disputarse nunca más.
En el año 2010 el Astudillo volvió a ganar la Liga Provincial, con Miguel Ángel Tovar como entrenador.
CARLOS BUSTILLO
El fútbol en Astudillo propició la afición por el periodismo deportivo del conocido periodista radiofónico Carlos Javier Bustillo.
Nacido en esta localidad el 13 de noviembre de 1967, desde pequeño tenía la idea de ser periodista deportivo. Tras licenciarse en periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y hacer prácticas en Radio Palencia, dio el salto a las ondas estatales, concretamente a la CadenaSER, donde fue uno de los fundadores del famoso programa El Larguero, en verano de 1986, así como productor del mismo, encargado de toda la infraestructura: preparar las noticias, localizar personajes, elaborar guiones, etc.
Como locutor, informaba de resultados, clasificaciones, agenda deportiva, noticias breves…, y participaba en la sección de Deportes del informativo Hora 25.
Ha cubierto Juegos Olímpicos, Campeonatos del Mundo de Fútbol, Eurocopas, ediciones del Tour de Francia y de la Vuelta Ciclista a España, etc.
En El Larguero siempre fue de la mano del conductor del programa, José Ramón de la Morena, y cuando este abandonó la cadena SER para pasar a ONDA CERO, con el programa El Transistor, se fue con él. Y ahí continúa.
Cuando vivía en Astudillo era fiel seguidor del equipo, incluso en los desplazamientos, en los que viajaba en el mismo autobús que los jugadores.