NOVEDADES 2020

PEÑA "EL PALOMO VIUDO" DE VENTA DE BAÑOS.

 

 

 

Hasta 136 peñas festivas se han contado en Venta de Baños desde que Mi Rincón iniciara la andadura de estas agrupaciones festivas, y otras 16 en Baños de Cerrato. No simultáneamente: desaparecían unas y se creaban otras, pues la carencia de medios (alguna no tenía ni sede), propiciaba que su vida fuese generalmente efímera.

 

Una de las más emblemáticas, y que pervive, es la peña El Palomo Viudo. Creada en 1972 por un grupo de socios conocidos todos por su respectivo alias: Cabezaescándalo, el Meriendas, el Pelao, Pirolo, Golpecitos, Sandalio, Cachabas, Panarra…

 

Desde su inicio se hizo patente su afición por el pecado de la carne. Todos los viernes se reúnen en su sede para merendar. El primer sábado de cada mes, lo mismo.  Durante las fiestas de Santa Rosa comen y cenan allí todos los días. E igualmente en otras fechas de especial significación. En estas reuniones gastronómicas el protagonismo masculino es la nota preponderante, bien porque sean los únicos participantes o bien porque cuando acuden mujeres todo el trabajo (preparar, cocinar, servir, etc.) los hacen los hombres.

 

Pero el pecado de la carne no era solo en el plato. En una época como la década de los años 70 en la que estaban prohibidas en España las películas pornográficas, un vecino de Venta de Baños, Sito, que era marino mercante, aprovechaba sus viajes de trabajo para comprarlas en Suecia y traerlas. Se reunían en el local de la peña y las proyectaban de forma clandestina. Aunque eso de clandestinas quedaba matizado si se tiene en cuenta que con frecuencia entre los espectadores se encontraban algunas de las fuerzas vivas del pueblo.

 

 

 

Igualmente clandestinas eran las partidas a las chapas en Semana Santa, actividad prohibida por tratarse de un juego de azar. Tomaban como tapadera la tanga: decían que iban a jugar a la tanga a la puerta de la sede, pero enseguida “hacía frío y se tenían que meter dentro”, y ya que estaban aprovechaban para jugar a las chapas hasta el amanecer, contando con la permisividad de las autoridades que al igual que en muchas otras localidades hacían la vista gorda ante algo que aunque prohibido era un tradición.

 

Su sintonía con las fuerzas vivas del pueblo llegaba al punto de que algunas autoridades les pedían el local para organizar partidas de gilé y de póker, igualmente prohibidas.

 

Otra actividad clandestina, más seria, en el local de la peña eran las reuniones de fuerzas políticas ilegales en ese momento.

 

Durante 23 años (hasta 2011) han estado organizando un torneo internacional de fútbol juvenil en honor a Carlos Manuel Ibáñez, un socio que falleció. En este torneo invitaban a los equipos juveniles de clubes de relumbrón: F. C. Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao, Real Valladolid, Real Zaragoza, Sevilla, Sporting de Gijón…, así como equipos de Francia, Japón, etc. Por ello han tenido ocasión de ver en directo a jugadores como Raúl, Casillas o Puyol. Tanta importancia adquirió este torneo que más de 70 empresarios cubrían un presupuesto muy alto.

 

Cuando dejó de organizar este torneo continuó con la actividad deportiva organizando torneos de fútbol de escuelas, de empresas y de peñas, y colaborando con el Ayuntamiento en un campeonato de pelota, en el cross internacional (preparando comida), en la fiesta del deporte, etc.

 

Tampoco el mundo cultural les es ajeno. Durante más de 20 años han organizado un recital poético, con participación de poetas como Ángel María de Pablos, Jorge Múrtula, Mar Sancho, Carmen Quintanilla Buey, Elpidio Ruiz el grupo Páramo, etc. O la conmemoración del centenario de García Lorca con la participación de la Cátedra de Tertulia Literaria José Zorrilla de Valladolid, que concedió a la peña el diploma de Contertuliano de Honor.

 

Campeonatos de mus, torneos de frontenis, excursiones, concursos de paellas… son otras de sus actividades.

 

Como actividad lúdica era famoso el chocolate al estilo del Palomo: tras salir del Sángar con los ligues discotequeros iban al local de la peña a hacer chocolate. Se sentaban alrededor del perolo, apagaban la luz y tenían que untar bizcochos y dárselos a comer a quien tuvieran a los lados o enfrente. El bizcocho iba a cualquier lado menos a la boca (en parte por estar a oscuras y en parte porque ya procuraban ellos dirigirle al cuerpo), por lo que las camisetas acababan pringadas de chocolate y el suelo encharcado.

 

Sobre las peñas de Venta de Baños y de Baños de Cerrato ha publicado un libro  Amalio García Sieteiglesias, en que destaca el material gráfico.